FECHA DE ENTREGA LUNES 8
REQUERIMENTO
Este
es el texto completo del Requerimiento que el Conquistador debía leer a
los Indios en sus acciones de Descubrimiento y Conquista.
El
texto fue leido repetidamente, durante años, en cualquier sitio de la
geografía americana en las campañas de Conquista. En selvas, en
desiertos, en montañas, en playas...
Es
un texto largo y tedioso, por lo que les debía llevar bastante tiempo
leerlo en su totalidad. Añadamos a ello la traducción de un intérprete
cuando lo había.
Texto del Requerimiento de 1513
De parte del rey, Don Fernando, y de su hija, Doña Juana, reina de Castilla
y León, domadores de pueblos bárbaros, nosotros sus siervos, os notificamos y
os hacemos saber, como mejor podemos.
Que Dios nuestro Señor, uno y eterno, creó el cielo y
la tierra, y un hombre y una mujer, de quien nos y vosotros y todos los hombres
del mundo fueron y son descendientes y procreados, y todos los que después de
nosotros vinieran. Mas por la muchedumbre de la generación que de estos ha
salido desde [hace] cinco mil y hasta más años que el mundo fue creado, fue
necesario que los unos hombres fuesen por una parte y otros por otra, y se
dividiesen por muchos Reinos y provincias, que en una sola no se podían sostener
y conservar.
De todas estas gentes Dios nuestro Señor dio cargo a
uno, que fue llamado San Pedro, para que de todos los hombres del mundo fuese
señor y superior a quien todos obedeciesen, y fue cabeza de todo el linaje
humano, dondequiera que los hombres viniesen en cualquier ley, secta o
creencia; y dióle todo el mundo por su Reino y jurisdicción, y como quiera que
él mandó poner su silla en Roma, como en lugar más aparejado para regir el
mundo, y juzgar y gobernar a todas las gentes, cristianos, moros, judíos,
gentiles o de cualquier otra secta o creencia que fueren. A este llamaron Papa,
porque quiere decir, admirable, padre mayor y gobernador de todos los hombres.
A este San Pedro obedecieron y tomaron por señor, Rey y
superior del universo los que en aquel tiempo vivían, y así mismo han tenido a
todos los otros que después de él fueron elegidos al pontificado, y así se ha
continuado hasta ahora, y continuará hasta que el mundo se acabe.
Uno de los Pontífices pasados que en lugar de éste
sucedió en aquella dignidad y silla que he dicho, como señor del mundo hizo
donación de estas islas y tierra firme del mar Océano a los dichos Rey y Reina
y sus sucesores en estos Reinos, con todo lo que en ella hay, según se contiene
en ciertas escrituras que sobre ello pasaron, según se ha dicho, que podréis
ver si quisieseis.
Así que sus Majestades son Reyes y señores de estas
islas y tierra firme por virtud de la dicha donación; y como a tales Reyes y
señores algunas islas más y casi todas a quien esto ha sido notificado, han
recibido a sus Majestades, y los han obedecido y servido y sirven como súbditos
lo deben hacer, y con buena voluntad y sin ninguna resistencia y luego sin
dilación, como fueron informados de los susodichos, obedecieron y recibieron
los varones religiosos que sus Altezas les enviaban para que les predicasen y
enseñasen nuestra Santa Fe y todos ellos de su libre, agradable voluntad, sin
premio ni condición alguna, se tornaron cristianos y lo son, y sus Majestades
los recibieron alegre y benignamente, y así los mandaron tratar como a los
otros súbditos y vasallos; y vosotros sois tenidos y obligados a hacer lo
mismo.
Por ende, como mejor podemos, os rogamos y requerimos
que entendáis bien esto que os hemos dicho, y toméis para entenderlo y
deliberar sobre ello el tiempo que fuere justo, y reconozcáis a la Iglesia por
señora y superiora del universo mundo, y al Sumo Pontífice, llamado Papa, en su
nombre, y al Rey y Reina doña Juana, nuestros señores, en su lugar, como a
superiores y Reyes de esas islas y tierra firme, por virtud de la dicha
donación y consintáis y deis lugar que estos padres religiosos os declaren y
prediquen lo susodicho.
Si así lo hicieseis, haréis bien, y aquello que sois
tenidos y obligados, y sus Altezas y nos en su nombre, os recibiremos con todo
amor y caridad, y os dejaremos vuestras mujeres e hijos y haciendas libres y
sin servidumbre, para que de ellas y de vosotros hagáis libremente lo que
quisieseis y por bien tuvieseis, y no os compelerán a que os tornéis
cristianos, salvo si vosotros informados de la verdad os quisieseis convertir a
nuestra santa Fe Católica, como lo han hecho casi todos los vecinos de las
otras islas, y allende de esto sus Majestades os concederán privilegios y exenciones,
y os harán muchas mercedes.
Y si así no lo hicieseis o en ello maliciosamente
pusieseis dilación, os certifico que con la ayuda de Dios, nosotros entraremos
poderosamente contra vosotros, y os haremos guerra por todas las partes y
maneras que pudiéramos, y os sujetaremos al yugo y obediencia de la Iglesia y
de sus Majestades, y tomaremos vuestras personas y de vuestras mujeres e hijos
y los haremos esclavos, y como tales los venderemos y dispondremos de ellos
como sus Majestades mandaren, y os tomaremos vuestros bienes, y os haremos
todos los males y daños que pudiéramos, como a vasallos que no obedecen ni
quieren recibir a su señor y le resisten y contradicen;
y protestamos que las muertes y daños que de ello se siguiesen sea a vuestra culpa y no de sus Majestades, ni nuestra, ni de estos caballeros que con nosotros vienen.
y protestamos que las muertes y daños que de ello se siguiesen sea a vuestra culpa y no de sus Majestades, ni nuestra, ni de estos caballeros que con nosotros vienen.
Y de como lo decimos y requerimos pedimos al presente
escribano que nos lo dé por testimonio signado, y a los presente rogamos que de
ello sean testigos.
Notas
Para comorender la entidad e importancia del Requerimiento es conveniente
analizar el contexto histórico en el que se gestó y la problemática a la que intentó dar respuesta.
En 1511 los dominicos residentes en La Española hicieron estallar lo polémica sobre la justicia de la conquista de América, al
cuestionar el modo en que los aborígenes eran tratados por los españoles.
Tan fuertes fueron en la península las resonancias de esta
polémica, que incluso se pensó suspender la magna expedición, que con
apoyo de la Corona, debía dirigir Pedrarias de Avila en 1513
con destino a Tierra Firme.
Grandes tratadistas como Matías de Paz y también simples expedicionarios como Martín Fernández de Enciso comenzaron a
discutir sobre la licitud o ilicitud de la conquista. Incluso el mundano rey Fernando
el
Católico sintió la necesidad de que se aclarasen
las condiciones de justicia en que debía fundarse la conquista.
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