En 1810 tenía 18 años, de repente, él y su familia se ven envueltos en un de los momentos más emblemáticos, el movimiento armado de 1810. Años después escribió: “Yo tenía entonces 18 años, y de todos aquellos sucesos conservo muy fresca memoria” Lucas Alamán conoció personalmente a Miguel Hidalgo y lo describió de la siguiente manera:
“Mediana estatura, cargado de espaldas, de color moreno y ojos verdes vivos, la cabeza algo caída al pecho, bastante cano y calvo, como pasaba ya de sesenta años, pero vigoroso, aunque no activo ni pronto en sus movimientos: de pocas palabras en el trato común, pero animado en la argumentación a estilo de colegio, cuando entraba en el calor de alguna disputa. Poco aliñado en su traje, no usaba otro que el que acostumbraban entonces los curas de pueblos pequeños”.
Lectura
La opinión de Lucas Alamán
sobre la Independencia y sus actores.
El Zócalo de Saltillo.
Editorial. Rodolfo Villareal Ríos
A raíz de la celebración del bicentenario del
inicio de la lucha por la independencia de nuestro país, aprendices e
historiadores han buscado a toda costa presentarnos lo que ellos consideran es
una nueva versión de los hechos. Por una parte, tratan de mostrarnos, dicen
ellos, a los héroes de carne y hueso. Mientras que por otra, insisten en
convencernos de que suscitó una violencia innecesaria y que debemos de
cuestionar el proceder de quienes la protagonizaron. A la par enfatizan que
alabamos a quien no debemos y dejamos a otros en el olvido, etc. Lo que a
primera vista podría parecer un proceso revisionista, no es sino un regreso a la
ideas expuestas durante la primera mitad del siglo XIX por el verdadero
ideólogo de los de ahora, Lucas Ignacio José Alamán Escalada. Veamos el porque
de esta aseveración.
Para Alamán, el movimiento de independencia era un hecho criticable en donde “el desorden y la anarquía, habían sido un medio fácil de propagar la revolución, lisonjeando las más ruines propensiones de la muchedumbre, este depravado medio era un obstáculo para consolidar y dar una forma regular a lo que se había hecho.” Más adelante el guanajuatense afirmaba: “ Si la Independencia no podía promoverse por otros medios, nunca hubiera debido intentarse, pues además de que por los que se emplearon nunca se habría llegado a efectuar, siendo ella materia de pura conveniencia, no podía esperarse ninguna mejora con respecto al estado de prosperidad en que el país estaba, comenzando por destruirlo.” Ayer, como hoy, la derecha viviendo en el mundo de que todo va muy bien y fustigando a quienes no comparten su perspectiva.
Para Alamán, el movimiento de independencia era un hecho criticable en donde “el desorden y la anarquía, habían sido un medio fácil de propagar la revolución, lisonjeando las más ruines propensiones de la muchedumbre, este depravado medio era un obstáculo para consolidar y dar una forma regular a lo que se había hecho.” Más adelante el guanajuatense afirmaba: “ Si la Independencia no podía promoverse por otros medios, nunca hubiera debido intentarse, pues además de que por los que se emplearon nunca se habría llegado a efectuar, siendo ella materia de pura conveniencia, no podía esperarse ninguna mejora con respecto al estado de prosperidad en que el país estaba, comenzando por destruirlo.” Ayer, como hoy, la derecha viviendo en el mundo de que todo va muy bien y fustigando a quienes no comparten su perspectiva.
De acuerdo a Lucas Ignacio José, la lucha independentista era una “horrenda revolución.” A este calificativo añadía que “los individuos que la promovieron no solo no hicieron la Independencia, sino que la retardaron e impidieron, y con los principios que propagaron, fueron causa de que cuando llegó a verificarse, no ha producido ninguno de los frutos que debía, y no ha sido para la nación mexicana más que una fuente continua de desgracias.” Esta opinión ha sido utilizada, y adaptada para otros fines, por aquellos que machaconamente ahora nos dicen que otra revolución, la mexicana, no tuvo mayores logros. Ni quien lo dude, los de ahora, con sus evidentes limitantes intelectuales, abrevan en las fuentes de Alamán.
Pero detrás de las críticas alamanistas a la lucha de independencia, no había sino un rencor personal. Ello se advierte cuando leemos que “a ellos (los insurgentes), no obstante, se les ha querido atribuir la gloria, si no de haberla hecho, a lo menos de haberla intentado y llevado tan adelante que la posterior ejecución de la empresa, se ha presentado como una consecuencia de lo que ellos habían adelantado, privando a Iturbide de lo que justamente le corresponde. Mas no puede dudarse que llegará el tiempo en que prevaleciendo el buen sentido sobre las preocupaciones e intereses del momento, se juzgarán los hechos con imparcialidad, y se acabará por reconocer y confesar que, Hidalgo, Allende y sus compañeros, se lanzaron indiscretamente en una revolución que eran enteramente incapaces de dirigir; que no hicieron otra cosa que llenar de males y desventuras incalculables a su patria, y que habiendo sido desgraciado el resultado de su empresa, no pudieron cubrirlos y hacer olvidar con el triunfo, que muchas veces hacer perder de vista los medios inicuos que han servido para obtenerlo.” Como se observa todo sería justificable si, en lugar de lanzar loas a los revoltosos, se le diera el crédito al criollo plebeyo que un día se soñó noble.
Ahí no pararía la animadversión de Alamán hacia los caudillos independentistas. Años más tarde, actuando como el poder tras el trono, durante el gobierno de Anastacio Bustamante, Lucas Ignacio José no tiene empacho en ser copartícipe en la contratación de Picaluga para que se encargue de poner fin a la rebeldía de Guerrero, un acto que trataría de justificar el resto de sus días.
Esta era, de manera resumida, la postura del ideólogo del conservadurismo respecto a la independencia y sus actores. Los de ahora nos quieren hacer creer que son revisionistas en busca de la verdadera historia, nada más alejado de la realidad. Son simples reproductores de las ideas de Alamán, aquel que en 1837, tras la pérdida de Texas, tuvo a bien dirigir una carta a López de Santa Anna, de cuyo texto les comentaremos en la próxima colaboración. Mientras tanto, los de ahora vuelven a retomar las ideas del enemigo del Federalismo y promueven que se cambie el nombre oficial de nuestro país, Estados Unidos Mexicanos, y se adopte simplemente el de México o el de República Mexicana. En pleno bicentenario, el alamanismo y sus herederos están en franca embestida en busca de hacer retroceder el reloj de la historia.
Tomado de: http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/la-opinion-de-lucas-alaman-sobre-la-independencia-y-sus-actores/
(11 de noviembre de 2011)
EJERCICIOS
1.- Investiga una breve biografía
de Lucas Alamán en donde consideres lo siguiente:
Lugar
y fecha de nacimiento y muerte.
Grupo
social al que pertenecía.
Qué
proceso histórico le tocó vivir.
De
qué forma participó en este proceso o por qué no participó.
¿Publicó
libros? ¿Cuáles?
2.- ¿Cuál es la postura de Alamán sobre la independencia de
Nueva España?
3.- Identifica 5 argumentos que
apoyan su opinión.
4.- A partir de la biografía y la
lectura. Explica por qué Alamán tuvo esa postura ante el movimiento de 1810.
5.- ¿Estás de acuerdo con Lucas
Alamán? ¿Por qué?
6.- ¿Cuál piensas que fue la
intención del autor de esta nota? ¿Está de acuerdo con Alamán? Explica tu
respuesta.
7.- ¿Por qué piensas que existen versiones
diferentes de los mismos acontecimientos históricos?
8.- ¿Piensas que esto ayuda o
dificulta la comprensión del pasado?
9.- Después de esta lectura, ¿Cambió
algo en la forma que entendías el movimiento de 1810? ¿Qué? ¿Por qué?
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