miércoles, 21 de noviembre de 2012

RETO 9



La nueva moda de los  Borbón se impone en Nueva España

Este Reto te presentamos dos fragmentos de un texto de Georgina Luna Parra, aparecido en el número 35 de la revista México en el tiempo, dedicado a la moda en la indumentaria. A partir de su lectura podrás saber cómo era la forma de vestir de os diferentes grupos sociales en el siglo XVIII y compararlos con la que existe en la actualidad

La ostentación virreinal.

Vayamos a la Plaza Mayor un domingo por la mañana. Por un costado aparece, acompañado de su familia y su séquito, el virrey Francisco Fernández de la Cueva, duque de Albuquerque. En una elegante carroza traída de Europa viene a oír misa a Catedral.
Atrás quedaron los sobrios  trajes oscuros de finales del XVI cuyo único lujo era las largas golas. Hoy impera la moda afrancesada de los Borbones. Los hombres levan pelucas largas, rizadas y empolvadas, casacas de terciopelo o de brocado, cuellos de encaje de Bélgica o de Francia, pantalones de seda, medias blancas y calzado de piel o de tela con vistosas hebillas.
Las damas de principios del siglo XVIII lucen entallados vestidos de seda o brocado con escotes pronunciados y amplias faldas, bajo las cuales se coloca al armazón de aros llamado por ellas “guardainfante”. Estos complicados trajes tienen plisados, bordados, incrustaciones de hilo de oro y plata, madroños, pedrería, chaquiras, lentejuelas y listones de seda. Los niños visten con réplicas del traje y las joyas de sus padres. Los atuendos de los sirvientes, pajes y cocheros son tan ostentosos que provocan la risa de los transeúntes.
Las familias criollas y mestizas ricas copian los vestidos de la corte virreinal par lucirlos en las fiestas. La vida social es muy intensa: comidas, meriendas, veladas literarias o musicales, saraos de gala y ceremonias religiosas llenan el tiempo de hombres y mujeres. La aristocracia criolla se hace presente, no sólo en el vestuario y la joyería, sino también en la arquitectura, en el transporte, el arte en sus diversas manifestaciones y en todos los objetos cotidianos. Alternan con “la nobleza” el alto clero, militares, intelectuales y algunos artistas que a su vez tienen a su servicio esclavos, sirvientes y damas de compañía.
En las clases altas el atuendo cambia con los acontecimientos, los europeos dictan la moda, pero las influencias asiáticas y nativa son definitivas y dan como resultado prendas excepcionales como el rebozo, que según muchos investigadores, está inspirado en el sari de la India.
Capítulo aparte merecen los productos de Oriente venidos en las naos. Sedas, brocados, alhajas, abanicos procedentes de China, Japón y Filipinas tienen gran aceptación. Los mantones de Manila, bordados en seda y con largos flecos cautivan por igual a los residentes de la Nueva España. Así vemos que las mujeres zapotecas del Istmo y las chiapanecas recrean los diseños de los mantones en sus faldas, blusas y huipiles.
La clase media usa ropa más sencilla. Las mujeres jóvenes llevan prendas ligeras de colores fuertes, mientras que las mayores y las viudas visten de colores oscuros con cuello alto, mangas largas y manitilla sostenida con peinetas de carey.
Desde mediados del siglo XVIII la moda es menos exagerada en los hombres, se acortan las pelucas y las chupas o chalecos son más sobrios y pequeños. Las mujeres tienen preferencia por las prendas recargadas pero ahora las faldas son menos amplias: aún llevan pendientes de la cintura dos relojes, uno que marca la hora de España y otro la de México. Suelen llevar “chiqueadores” de carey o de terciopelo, a menudo con incrustaciones de perlas o piedras preciosas.
Ahora, bajo el mandato del virrey Conde de Revillagigedo, los sastres, costureras, pantaloneros, zapateros, sombrereros, etcétera, ya se han organizado en gremios para reglamentar y defender su trabajo, pues gran parte de los atuendos se confeccionaban ya en la Nueva España. En los conventos, las monjas hacen encajes, bordan, lavan, almidonan, encañonan y planchan, además de los ornamentos religiosos, prendas de vestir, ropa de casa y ropones.
El traje identifica a quien lo lleva, por esa razón se ha emitido un edicto real prohibiendo el chambergo y la capa, ya que los embozados suelen ser hombres de mal comportamiento. Los negros llevan vestidos extravagantes de seda o algodón, acostumbran la manga larga y las bandas en la cintura. Las mujeres usan además turbantes tan exagerados que les han valido el mote de “arlequines”. Todas sus prendas son de colores brillantes, sobre todo rojas.
El “pueblo” y su moda intemporal
Visitamos ahor alas calles y los mercados para aproximarnos a la “gente del pueblo”. Los hombres llevan pantalón corto o largo, pero no falta quien sólo se cubra con un taparrabos, además de sencillas camisas y huipiles blancos de manta y los que no van descalzos usan huaraches o botas. Si su economía lo permite llevan jorongos y sarapes de lana con diseños diferentes según la región de su procedencia. Abundan los sombreros de petate, de fieltro, y de “panza de burro”.
            Algunas mujeres portan enredo –pieza rectangular tejida en telar sujeta a la cintura con una faja o ceñidor-, otras prefieren la falda recta de manta o sarga hecha a mano, también sujeta con ceñidor, blusa de escote redondo y manguita “de globo”. Casi todas llevan rebozo sobre la cabeza, en los hombros, cruzado en el pecho o en la espalda, para cargar al bebé.
            En general, los vestidos del “pueblo”, las clases menos privilegiadas, han cambiado muy poco con el paso de los siglos y han perdurado prendas cuyo origen se pierde  en el tiempo. En algunas regiones de México se siguen usando vestidos prehispánicos o bien con alguna modalidad impuesta por la Colonia. En otros lugares, si no cotidianamente, sí se llevan en las fiestas religiosas, cívicas y sociales. Son prendas hechas a mano, de compleja elaboración y gran belleza que forman parte del arte popular y constituyen un motivo de orgullo, no sólo de quien las luce, sino de todos los mexicanos. 
 Fotografías tomadas de  Moda de 1810

Responde las siguientes preguntas en tu cuaderno

1.- ¿Qué características adquirió en Nueva España la nueva moda de los Borbón, a diferencia de los oscuros y sobrios trajes que se habían usado a finales del siglo XVI y XVIII?
2.- ¿Por qué en el siglo XVIII se impuso en Nueva España la moda afrancesada de los Borbones?
3.- ¿Quiénes conformaban las clases altas en la Nueva España?
4.- ¿La forma de vestir durante el siglo XVIII permitía distinguir la condición social de las personas? Explica. ¿Qué clase sociales puedes distinguir a partir de la lectura del texto?
5.-En el siglo XVIII, las clases acomodadas novohispanas copiaban de Europa la moda en el vestir. Sin embargo, en Nueva España dicha moda adquiría características particulares. ¿De dónde provenían algunos de los elementos que proporcionaban nuevos aspectos a la moda novohispana?
6.- ¿Quién dicta la moda en la actualidad? ¿Qué elementos influyen en ella? Compara la moda del siglo XVIII con la actual y señala semejanzas o diferencias. ¿Actualmente se puede distinguir la clase social de las personas por su forma de vestir?
7.- ¿De dónde provienen la influencia de los bordados de las faldas y huipiles del istmo de Tehuantepec y de Chiapas?
8.- Según muchos investigadores, el rebozo está inspirado en el sari de la India, ¿En qué se parecen uno y otro?
9.- ¿Qué diferencias hubo en la moda masculina novohispana de principios del siglo XVIII y la de la segunda mitad de ese siglo?
10.- ¿Qué cambios y permanencias encuentras entre la moda de las clases altas del siglo XVIII y la de la actualidad? ¿Qué cambios y permanencias puedes observar en la forma de vestir de las clases menos privilegiadas en aquella época y en ésta?
11.- ¿Qué es un gremio? ¿Qué gremios relacionados con la moda en el vestir se organizaron en el siglo XVIII? ¿Con qué objetivo?
12.- ¿Por qué se prohibió, mediante edicto real, el uso del chambergo y la capa en la segunda mitad del siglo XVIII?
13.- ¿Por qué se dio a las mujeres negras el mote de “arlequines”?

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